Desde la Junta de Vigilancia del Río Maipo Primera Sección, afirman que pese a la cantidad de lluvia que ha caído durante este año, la Región Metropolitana se mantiene con un déficit de 40% de precipitaciones -según la Estación Meteorológica de Quinta Normal-, por lo que la sequía estructural no puede darse por superada. Ante ello, es necesario implementar un plan que permita enfrentar etapas futuras de escasez de agua.

Tanto los efectos que tuvo el último evento climático en la zona central de Chile como las graves consecuencias de la sequía que vemos en países como Uruguay, dan cuenta de la importancia de la adopción de una diversidad de medidas que resguarden la seguridad de las comunidades y que permitan el abastecimiento de agua para el consumo humano y desarrollo productivo.

Episodios como el vivido a fines de junio tenderán a repetirse con mayor frecuencia, debido a los efectos del cambio climático. También se debe considerar la presencia del fenómeno de El Niño, con un aumento de las temperaturas y eventos lluviosos con una isoterma cero alta, lo que provoca que caiga agua en donde debe caer nieve y, por ende, se adelanten los deshielos y su escurrimiento por las cuencas.

Aun así, pese a la cantidad de lluvia que ha caído durante este año, la Región Metropolitana se mantiene con un déficit de 40% en precipitaciones. Si además se considera la falta de nieve suficiente en época invernal, la disponibilidad del recurso para todos los usos y la profunda etapa de escasez hídrica estructural no pueden darse por superadas; lo que mantiene vulnerable el desarrollo de la agricultura de la región, así como el abastecimiento a la ciudad completa.

Ante este escenario, desde la Junta de Vigilancía del rio Maipo Primera sección, señalan que se hace necesaria la definición de estrategias que permita anticiparse, adaptarse a esta nueva realidad climática y mitigar los daños que pudieran provocar nuevos frentes, garantizando la disponibilidad de agua para épocas de escasez.

Para ello, han estudiado la viabilidad de diversos proyectos y propuesto una serie de alternativas que van desde los embalses a las balsas de infiltración, así como también los pozos en faja de canales.

Luis Baertl, presidente de la JVRM sostiene que “se ha hecho evidente la necesidad de un plan que permita contar con nuevas obras para asegurar el recurso hídrico en la región, tanto para el consumo humano como para el desarrollo productivo. El Estado, en conjunto con los esfuerzos que hace el sector privado, debe velar por sumar mayor resiliencia y sostenibilidad a la cuenca del Maipo a través de obras de infraestructura, algunas de mayor inversión y de largo plazo, pero otras que requieren mucho menos recursos y que se pueden desarrollar en un corto plazo”.

Un nuevo embalse para la región

Baertl plantea que la necesidad de un embalse “es crucial”, porque si bien se trata proyectos de gran inversión, sus beneficios permiten asegurar el abastecimiento, además de regenerar los acuíferos, frenar su sobreexplotación y controlar las crecidas que pudieran dañar la infraestructura presente en los cauces de los ríos, como se vio en el pasado evento lluvioso.

Detalla que “actualmente el embalse El Yeso se encuentra a 82% de su capacidad, es decir, a 40 hectómetros de llenarse. En un invierno como el que se pronostica para este año, el embalse probablemente se llenará y el exceso de agua se perderá y escurrirá por el río, porque no tenemos una alternativa para aprovecharla y almacenarla”.

Balsas de infiltración: una alternativa de menos complejidad

Las balsas de infiltración son otra alternativa estudiada. Se trata de infraestructura que ya se ha aplicado con excelentes resultados en el Valle del Aconcagua, al igual que en países como Portugal, España, y Grecia; y que se construye superficialmente y funcionan en serie, es de decir, las primeras balsas reciben el agua con los sedimentos naturales que acarrea el río. En esas primeras balsas la infiltración puede ser baja o nula, pero mientras el agua avanza más limpia hacia las balsas subsiguientes, se facilita que penetre en el suelo pues el sedimento ha ido decantando en las balsas anteriores. En definitiva, es una cuenta de ahorro que se debe hacer crecer.

“Sería ideal infiltrar esas aguas en distintos puntos, ya sea al interior del río o predios anexos, para que en vez de que escurran hacia el mar, retenerlas en invierno para poder utilizarla en los meses de verano. Además, se trata de obras más sencillas, obras básicas con maquinaria y movimiento de tierras, más fáciles de implementar”, comenta Rafael León, Administrador General de la Asociación de Canalistas del río Maipo.

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