Cuidar el Agua.
Por Luis Baertl.
Presidente de la Junta de Vigilancia del Río Maipo Primera sección.
Señor Director:
Cuidar el agua y reducir su consumo es un imperativo en una ciudad como Santiago, que ha duplicado su tamaño en 30 años con un recurso hídrico que decrece producto del cambio climático y la megasequía que nos afecta hace más de una década.
En su editorial de ayer ‘¿Jardines en la mira?’ se hace un extenso análisis del pago de agua por riego y cómo este subsidia al resto de los consumidores de agua potable de la ciudad, haciendo mención a que ese sobrepago podría ser la fuente de recursos para la instalación de desaladoras que permitirían proveer de agua a Santiago. Desaladoras que han mostrado su eficiencia en abastecer agua para el consumo humano y urbano en las ciudades costeras, pero pensar que mediante ese sistema se puede resolver el tema de nuestra capital, alejada de la costa, es caro y difícil.
En lo que sí concordamos es en que el agua usada en exceso para riego, lavado de veredas y otros fines no esenciales debe ser severamente castigado con una tarifa lo suficientemente alta para que desincentive realmente el sobreconsumo y se aporte al desarrollo de nuevos proyectos que le den sostenibilidad y seguridad a la cuenca.
Hoy, como consecuencia del Decreto de Escasez Hídrica que rige en la Región Metropolitana, parte del agua que abastece a la capital es provista por los regantes de la Primera Sección del Río Maipo, los mismos que son un eslabón de la seguridad agroalimentaria de la región. Miles de ellos pequeños agricultores que sienten amenazada su fuente de ingresos y la de sus familias, como se ha visto recientemente en las manifestaciones públicas de agricultores del valle del Aconcagua.
Omitir este dato de tan profunda importancia puede llevar a confusión y no aportar en lo que hoy realmente se requiere: velar por la eficiente gestión y administración de un recurso cada vez más escaso en su disponibilidad superficial con un alto sacrificio para el sector agroalimentario.