Por Ernesto Veres | Gerente y Juez de Río de la Junta de Vigilancia del río Maipo primera sección, valenciano residente en Chile.

Señor director:

Las recientes y devastadoras inundaciones en Valencia, que han tenido un impacto significativo en la vida de miles de personas, han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las ciudades frente a fenómenos climáticos extremos. Estas tragedias no solo nos afectan a nivel global, sino que también sirven como un llamado a la acción para todos los países, incluyendo Chile.

Las imágenes de Valencia inundada nos vuelven a recordar que el cambio climático no es un desafío lejano, sino una realidad que ya estamos enfrentando; tal y como lo ha vivido la zona central de Chile en los últimos años. Las alteraciones en los patrones climáticos, el aumento del nivel del mar y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos son problemas que debemos abordar con urgencia. La experiencia de Valencia debería ser una lección para adoptar estrategias efectivas para adaptarnos a esta nueva realidad.

La necesidad de implementar políticas públicas que prioricen la resiliencia urbana, agrícola y productiva, además de la protección de los ecosistemas es imperativa. Debemos contar con nueva infraestructura que no solo resista las inclemencias del tiempo, sino que también contemple la gestión sostenible del agua. Para ello, el camino de la cooperación es esencial y es el momento de que el Estado, Organizaciones de Usuarios de Aguas, sector privado y comunidades trabajen juntos para desarrollar estrategias que nos permitan adaptarnos al escenario climático que nos toca vivir.

 


Las recientes inundaciones en Valencia nos alertan sobre la necesidad de que Chile adopte estrategias para prever y mitigar los efectos de fenómenos climáticos extremos, como los ocurridos en España