Se estima que fueron cerca de 650 hectómetros los que se vertieron al mar por el río Maipo durante los meses de junio, julio y agosto.
La Junta de Vigilancia del Río Maipo primera sección plantea la necesidad de contar con un abanico de medidas que optimicen la gestión del recurso y permitan almacenar parte de esa agua.
La región Metropolitana tuvo su invierno más lluvioso de los últimos 15 años y por primera vez en la última década el agua caída se posicionó en rangos normales para la época, culminando la temporada con un superávit de 4,5%.
Desde la Junta de Vigilancia del río Maipo Primera sección (JVRM), calculan que desembocaron en el mar alrededor de 650 hectómetros cúbicos de agua, lo que equivale a casi tres embalses El Yeso; y en este escenario surge la pregunta sobre cómo se está trabajando para poder aprovechar una parte de este superávit durante los tiempos de escasez y cuáles son las opciones a desarrollar..
Destacan, desde la entidad, que el camino es contar con una diversidad de medidas que permitan resguardar la seguridad de las comunidades y el abastecimiento de agua para el consumo humano y desarrollo productivo, como la construcción de embalses y balsas de infiltración, además del reúso de aguas.
Luis Baertl, presidente de la JVRM sostiene que “se ha hecho evidente la necesidad de un plan que permita contar con nuevas obras para asegurar el recurso hídrico en la región. El Estado, en conjunto con los esfuerzos que hace el sector privado, debe velar por sumar mayor resiliencia y sostenibilidad a la cuenca del Maipo a través de obras de infraestructura hidráulica, algunas de mayor inversión y de largo plazo, pero otras que requieren mucho menos recursos y que se pueden desarrollar en un corto plazo”.
Un nuevo embalse para la región
Baertl plantea que se debe considerar la construcción de nuevos embalses, porque si bien se trata proyectos de gran inversión, sus beneficios permiten asegurar el abastecimiento, además de regenerar los acuíferos, frenar su sobreexplotación y controlar las crecidas que pudieran dañar la infraestructura presente en los cauces de los ríos, como se vio en el pasado evento lluvioso.
Detalla que “actualmente el embalse El Yeso se encuentra a 91% de su capacidad, es decir, a menos de 20 hectómetros de llenarse, lo que probablemente ocurrirá en los próximos meses a causa del deshielo que comienza en primavera. Entonces cabe preguntarse qué hacemos con el agua que no alcance a embalsarse allí, cómo podríamos aprovecharla contando con diversas alternativas de medidas que permitan contar con este recurso tan importante en épocas de escasez. Es urgente que nos aboquemos a este tema para no terminar como Uruguay, que en la última temporada debió construir infraestructura a contrarreloj”.
Agregó que “pese a las cifras positivas de lluvias de este año, la sequía que vivimos no ha desaparecido y los pronósticos indican que tendremos una época de verano con temperaturas extremas, por lo que requerimos poder aprovechar al máximo el agua que pueda caer en épocas invernales y tener la capacidad de almacenarla”.
Balsas de infiltración: una alternativa de menos complejidad
Las balsas de infiltración son otra de las alternativas estudiadas. Se trata de infraestructura que ya se ha aplicado con excelentes resultados en el Valle del Aconcagua, al igual que en países como Portugal, España, y Grecia; y que se construye superficialmente y funcionan en serie, es de decir, las primeras balsas reciben el agua con los sedimentos naturales que acarrea el río. En esas primeras balsas la infiltración puede ser baja o nula, pero mientras el agua avanza más limpia hacia las balsas subsiguientes, se facilita que penetre en el suelo pues el sedimento ha ido decantando en las balsas anteriores. En definitiva, es una cuenta de ahorro que se debe hacer crecer.
“Sería ideal infiltrar esas aguas en distintos puntos, ya sea al interior del río o predios anexos, para que en vez de que escurran hacia el mar, retenerlas en invierno para poder utilizarla en los meses de verano. Además, se trata de obras más sencillas, obras básicas con maquinaria y movimiento de tierras, más fáciles de implementar”, comenta Rafael León, administrador General de la Asociación de Canalistas del río Maipo.
Reúso de aguas
Junto con las opciones para almacenar agua, también existe la alternativa de reusar las aguas en la región y actualmente se estudian los distintos usos que pueden darse al agua depurada que van desde el industrial al agrícola- acotado al riego de ciertos cultivos específicos-; además de la posibilidad de utilizarla en la ciudad regando grandes áreas verdes, plazas, jardines y para la limpieza de calles u otras grandes extensiones.
Hace poco más de una década Aguas Andinas junto al Estado lograron tratar el 100% de las aguas servidas en la región Metropolitana gracias a un plan de saneamiento, que entre otras medidas, incluyó la construcción de Biofactorías, donde diariamente se depuran más de 1.300 millones de litros de agua residual.
Se estima que mediante este proceso, se podría aportar anualmente entre 60 a 90 Hm3, dando cuenta de que dar al agua un segundo uso permite una gestión más eficiente, reduciendo la presión sobre los recursos hídricos disponibles.