El balance de los efectos que provocó el excepcional frente lluvioso que afectó la zona central en junio, dio cuenta de daños masivos en obras de conducción provisionales (pretiles) y canales de aducción, así como la obstaculización de compuertas de las bocatomas.
Junto con los daños sufridos por la comunidad en distintos puntos de la cuenca del río Maipo, la infraestructura hidráulica presente en la primera sección -destinada principalmente a la captación de agua para el riego de cultivos- también sufrió los embates de la crecida del caudal, los días 21, 22 y 23 de junio.
En el balance elaborado por la Junta de Vigilancia del río Maipo Primera sección, se constatan los efectos sufridos por bocatomas a lo largo del lecho en distintos niveles, cuya causa principal fue el exceso de material y vegetación arrastrados por el caudal.
En la mayoría de estas estructuras el río removió obras de conducción provisionales (pretiles usados para encauzar el agua hacia las tomas). Tal fue el caso de lo que ocurrió en las bocatoma La Sirena y San Carlos.
La falta de limpieza del lecho provocó que gran cantidad de material vegetal y escombros fueran arrastrados por el caudal obstruyendo las compuertas de admisión de la bocatoma San Carlos, Eyzaguirre y El Clarillo. En esta última se debió ejecutar un corte en el canal tronco, como medida de emergencia, para aliviar la carga sobre la bocatoma durante la crecida.
Por otro lado, la cuantiosa crecida que experimentó el río Clarillo produjo la entrada de un caudal excesivo hacia el canal matriz de la Asociación Canal Huidobro, que luego tuvo que pasar por un proceso de limpieza de embanque y escombros.
Esta crecida, además, afectó el canalón de aducción de la bocatoma Los Morros -de la Asociación de Canales Unidos de Buin- e impactó fuertemente a los espigones que lo protegen. Asimismo, se afectó al Canal Lo Herrera de la Asociación de Canalistas Canal Arriagada.
Por su parte, en la toma del Canal El Manzano -perteneciente a la Comunidad de Aguas Canal El Manzano- se acumuló una gran cantidad de sedimentos producto de la crecida del río Colorado, el que se desbordó hasta cubrir el borde del canal de aducción.
“Fueron diversos los daños que sufrió la infraestructura hidráulica de la que dependen miles de hectáreas de cultivos en la región. Valoramos el esfuerzo que ha hecho cada una de las Asociaciones por repararlos cuanto antes, así como la preocupación que han manifestado las Autoridades sectoriales y su disposición a poner los esfuerzos necesarios para, por un lado, recomponer lo afectado, y por otro, realizar las obras necesarias para prevenir este tipo de daños en futuros eventos climáticos”, expresó Luis Baertl, presidente de la JVRM.
El directivo concluye: “La colaboración público-privada es fundamental para que estemos preparados para situaciones de este tipo que, lamentablemente, seguirán ocurriendo producto del cambio climático”.